Hace tiempo que vengo observando el siguiente caso.
Lleno una jarra con un líquido y la pongo en el microondas,
lógicamente con el asa hacia la puerta, que es por donde la introduzco, y
siempre ocurre lo mismo que lo expongo de la siguiente manera:
“No importa las vueltas que dé el plato del microondas. El
asa de la jarra quedará siempre hacia el fondo.”
Estamos en época de elecciones, y esta “ley” me sirve para entender
qué pasará con mi voto.
Microondas = a Espectro político (Entran en este abanico,
todos y cada uno de los partidos políticos, así como los grupos de voto en
blanco, voto nulo o abstención).
Jarra = Opciones de voto
Plato de microondas = Cálculo de probabilidades
Lo que me indica esta ley es que no importa quién sea el
ganador, el partido que gane me hará la “puñeta”.
La jarra siempre quedará con el asa
hacia adentro.
Me falta un elemento, y es saben quién se beneficia del giro
del plato. Aunque la respuesta creo que está en la mente de todos, ¿Quién
provoca el giro a través de los mercados? El mismo ente que no paga impuestos,
que crea dinero ficticio, quien además hace que ese dinero ficticio no genere
riqueza, más que la suya, y quien aun sabiéndolo hace la vista gorda y ejerce
de plato del microondas.
Cuando era niño me educaron en la idea de que había un Dios
Todopoderoso, luego me inculcaron el libre albedrío, a medida que iba
envejeciendo comencé a ver el mundo como un teatro de títeres, que todo en él
se movía por la voluntad de quien manejaba los hilos.
Alguien más ha tenido esa visión, y la ha modernizado, se ha
convertido en el mecanismo de giro, y para ello ha buscado una plataforma, un
simple plato de microondas, frágil y sustituible.
Como toda maquinaria, se encuentra en la parte oculta,
haciendo creer al plato, que es la parte importante, y este se auto convence y
sigue las enseñanzas de la maquinaria tratando de que la jarra crea que es la
parte importante de todo el conjunto, como dice el plato, la jarra es la más
importante porque contiene el líquido y según las ondas emitidas (léase cantos
de sirena) ese líquido se calentará más o menos, haciendo creer que el poder de
la jarra, reside en la mano que la introduce en el microondas y que se quema
cuando ya está caliente el líquido.
Hoy las noticias políticas no existen, los políticos siguen
graznando, pero con cada graznido las ideas vuelan de sus cerebros- si es que
alguna vez las tuvieron- y sus bolsillos se encuentran cada vez más repletos,
porque son buenos ciudadanos y hacen caso a los mandatos de los mercados.
¿Alguien ha llegado a pensar qué pasaría si a todos los
mercados de bolsa del mundo les obligasen a parar de manera coercitiva tan solo
durante una hora después de cada ataque a la deuda soberana de un país?
Estoy convencido de que alguno de estos financieros a la
segunda o tercera vez que pasase esto, se suicidaban.
Cada vez hay más gente dispuesta a no calentar la jarra en
el microondas, hacer que el poder resida en el pueblo, y calentar esa jarra en
un fuego limpio de podredumbre.