viernes, 5 de noviembre de 2010

ELEGIR EL ORDEN DE LOS APELLIDOS

Todos los medios de comunicación se hacen eco de la noticia del año. Al final las mujeres podrán igualarse a los hombres en cuanto a la elección del apellido de sus hijos.
La verdad es que no comprendo a los políticos de turno sean “progres” o “carcas”. No existe la noticia, se trata tan solo de un gran saco de aire. La transmisión de los apellidos como hoy los conocemos de forma agnaticia, es decir, por línea directa de varón, se inicia en el siglo XII, pero siempre ha existido la libertad de elegir el apellido, dándose el caso en una misma familia, unos hijos tenían el apellido paterno y otros el materno, y aún más difícil, podía elegirse el apellido materno-paterno, o materno- materno.
Hasta que para evitar tanto caos se reguló el orden general que ha llegado hasta nosotros. En España a partir del 5 de noviembre del año 1999, se permite a las parejas elegir para sus hijos el orden de los apellidos, aunque en caso de desacuerdo prevalece el derecho del apellido paterno.
Es aquí en este punto donde comienzo a pensar y a hacerme preguntas,
¿Por qué tanta publicidad de algo que no es novedad?
En todo caso se hacen unas reformas y vale.
¿Será casualidad, u otro efecto mariposa?
Obama pierde unas elecciones por las promesas hechas durante la campaña electoral, y Zapatero saca una ley novedosa que no lo es tanto para cambiar el orden de los apellidos.
¿Será tan solo una cortina de humo?
La verdad es que como dice un antiguo refrán, de madre somos con toda la seguridad, los hombres tenemos que creer que hemos puesto algo de nuestra parte, y por esa seguridad debería ir en primer lugar el apellido materno.
Pero aquí se encuentra el quid de la cuestión.
¿No han recibido las mujeres al igual que los hombres su apellido por línea paterna?
Por tanto el apellido en origen no deja de ser una trasmisión masculina, se reciba por línea paterna o materna.

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