sábado, 30 de abril de 2011

LAS TRIBULACIONES DE UN VOTANTE INDECISO

Es época de mítines, insultos y promesas, se acerca la gran fecha. El día 22 de mayo estamos llamados a las urnas.
  Los “Padres de la Patria” nos hacen saber con palabras grandilocuentes, lo importantes que somos para ellos, el resto de los mortales, aquellos que formamos parte del “pueblo” aunque el resto del tiempo en el que no existen elecciones, seamos para ellos “populacho”.
 Hace unos días recibí una llamada como tantos y tantos españolitos de a pié, con el único interés de hacerme una encuesta de intención de voto y valoración de los líderes políticos. Es curioso cómo estas empresas se ganan el pan. Realizan una batería de preguntas, en las que tú opinión no cuenta. Aparentemente decides dónde quieres que los políticos  gasten tú dinero, y te dan la respuesta. ¿Opinión del ciudadano? Como no me encuentro en horario protegido, contestaré en riojano:
-Sí por los cojones
 Al otro lado del teléfono tuvieron que escuchar mi opinión, pero seguramente que pensaron, Vd. diga lo que quiera pero vamos a terminar la encuesta que me pagan por ello. Es cierto, se trata de un trabajo respetable como cualquier otro, pero resulta que no me prestas un servicio y me vendes nada útil para mí, y tu salario sale de mi bolsillo, aunque el pagador sea un partido político.
 Esta relación, la he sacado de una publicación del Diario La Rioja.
ELECCIONES 2011
Larioja.com    30-abril-2011
Esta es la relación de subvenciones por voto y escaño que abonarán las comunidades autónomas como compensación a los gastos electorales de los partidos:
- Comunidad de Madrid: 1,01 euros por voto y 19.981,18 por escaño.
- Navarra: 92 céntimos por voto pero sólo 11.472 euros por escaño.
- La Rioja: 88 céntimos por voto y 11.112,87 euros por escaño.
- Cantabria: 84 céntimos por voto y 10.561,32 euros por diputado.
- Canarias: 76 céntimos por voto y 20.456,28 por escaño.
- Aragón: También 76 céntimos por voto pero 12.610,62 euros por escaño.
- Asturias: 73 céntimos por voto y 14.625,07 por diputado.
- Comunidad Valenciana: 64 céntimos por voto y 12.786,29 euros por diputado.
- Extremadura: 57 céntimos por voto y 14.304,09 euros por escaño.
- Murcia: También 57 céntimos por voto pero 10.854,31 euros por escaño.
- Baleares: 46 céntimos y 13.978,29 euros por escaño.
- Castilla y León: 40 céntimos por voto y 10.205,62 euros por escaño.
Castilla-La Mancha aún no ha publicado sus datos, si bien en 2007 manejó unas cifras de 11.674,66 euros por escaño y 54 céntimos por voto.

 Como soy riojano he ido a mirar la línea que incide directamente a mi bolsillo.  Pudiendo ver que los votos válidos para un escaño en La Rioja, se encuentran entre 4700-5000 aproximadamente, si se trata de un partido minoritario necesitará 5300, lo que hace que mi voto tiene un valor para el partido al que decida votar de 3,11 euros aproximadamente por escaño conseguido.
  Y todo esto es porque no soy libre de elegir a mis representantes. El sistema español se realiza  mediante listas cerradas, lo que hace que las directivas de los partidos impongan en esas listas un orden de “clientelismo” político, en los primeros lugares irán los “angelsiseñor” de turno y de relleno los disidentes y aquellos a quienes no les interesa ser elegidos. ¿Por qué no listas abiertas?
Muy sencillo, no podrían asegurarse que los adeptos a cualquier régimen fuesen elegidos, y no les llegarían íntegros mis 3,11 euros por escaño a cada partido.
 Es curiosa la fecha 22 de Mayo, festividad de Santa Rita de Casia.
¿Habrá sido coincidencia o de forma intencionada?
Para mí es un mensaje subliminal. Santa Rita rita, lo que se da no se quita.
 Quiero votar porque soy un “ciudadano responsable” pero ¿Qué haré?
Esto parece el cuento de la ratita. La ratita estaba barriendo y se encontró una monedita, y se dijo:

-¿Qué me compraré?
-¿Me compraré caramelitos?
-No.. no… que me darán poquitos.
- ¡Ya se lo que haré!
- Me compraré una cintita de raso y me la pondré en la colita.
¡Vaya ideas que tenía la ratita!
 Aunque esa misma idea la tuvo Coluche en las presidenciales francesas.

Yo no haré como la ratita, pero si me planteo meter en un sobre papeletas de todos los partidos políticos, con algo escrito, como por ejemplo:
 Mi elección vale dinero
que yo no regalo a nadie
voto siempre a quien yo quiero
sin hacer ningún desaire.

AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR 
Sirva  como desagravio este corto escrito:
 En su día recibí via e-mail estas caricaturas que no dudé en incluirlas en esta crítica a los políticos.
Respeto tremendamente el trabajo de cualquier persona pero principalmente el de un artista por eso aunque he buscado la página deorigen e inserto un enlace a la misma.
Autor de caricaturas: KIKELIN
http://kikelincaricaturas.blogspot.com/search/label/Pol%C3%ADtica

domingo, 24 de abril de 2011

ACARICIANDO LA COLA DE UN AVE (Cuento chino)

El día había sido duro, más horas de trabajo por la inesperada indisposición de un compañero y por si fuera poco, un proveedor irascible por la devolución de un efecto. Por ese motivo Juan, tuvo que cambiar el horario en su clase de tai chi. Al principio, se encontraba un poco contrariado, cansado, conocer gente nueva, y el puñetero tai chi que se le atragantaba un poco, aunque tenía que reconocer que comenzaba a memorizar y recordaba el movimiento siguiente cuando realizaba el anterior. Esto hacía que el profesor le dijese la misma cantinela. “No pienses tanto, deja que tu cuerpo recuerde el movimiento y actúe”. No llegaba a entender aquel galimatías, no pensar para recordar. Todo era muy raro. Pero lo más importante es que se encontraba satisfecho. Había sido el primer día en el que se había relajado, no sentía la tensión de otras veces y hasta se había olvidado del trabajo.
Lo comentó a la salida de la clase y pudo escuchar la voz del profesor a su espalda:
- No has cambiado el movimiento, has cambiado la actitud.
Sea como fuere, allí se encontraba, sentado ante el televisor, con una copa de vino en la mano, relajado después de haberse dado una ducha templada y lo que era más importante, satisfecho aunque no supiera exactamente el motivo. Se dio cuenta que no le importaba el programa que emitían, pero tampoco le molestaba, sencillamente no le prestaba atención. Se levantó del sillón y fue hacia la ventana, al fondo la luna parecía reírse de algo que estaría pasando en alguna parte, o ¿tal vez le sonreía a él?
La sombra de un pájaro atravesó la luz de la luna, que lo transportó a otro lugar. Se fue acercando hasta posarse en el alfeizar de la ventana. Se trataba de un ave exótica, de color azul y con largas plumas en su cola, el asombro de Juan no tuvo límites, las preguntas le bailaban en la mente,


-¿De donde habrá salido un bicho tan raro?
Lo miraba, y andaba despacio hacia un lado y hacia el otro a lo ancho de la ventana, sus manos hacían ademán de ir a tocarlo, de una manera suave y fluida, sin darse cuenta, movía la cintura al mismo tiempo que elevaba una mano, aquello parecía una danza, aunque su mano no llegaba a rozar tan siquiera la cola del ave. Poco a poco los movimientos fueron haciéndose más amplios, era curioso, sentía los hombros relajados, y sus movimientos como los de un felino. Su mirada fija en el pájaro, que no hacía ningún movimiento extraño. Su larga cola parecía esperar la caricia, y Juan atento a la invitación se acercaba cada vez un poco más. Le recordaba al pájaro del deseo de un cuento chino antiguo, y sentía como si su ropa fuese tan amplia que permitía a su cuerpo moverse dentro de ella, notando como esta rozaba ligeramente su piel, produciéndole cierto placer.
La mano de Juan rozó varias veces el suave plumaje del pájaro, giraba las palmas hacia arriba y hacia abajo intercambiándolas en cada uno de sus movimientos, y el animal se quedaba quieto, sin mover en ningún momento su cabeza, pero en todo momento estaba atento a los movimientos de Juan. Después de un rato de caricias, decidió agarrar las plumas de la cola, ¡eran tan bellas! Sintió como desde su vientre subía un ligero cosquilleo, recordándole cuando de niño se adentraba en lo prohibido, el pájaro en ese mismo momento, batió sus alas, y elevó el vuelo, rozando con su plumaje las yemas de los dedos de Juan.
Un zumbido molesto, le hizo volver a la realidad, otro día más, estiró su brazo dando un manotazo al despertador que no dejaba de zumbar encima de su mesita de noche.

domingo, 17 de abril de 2011

EL TRAJE MAGICO (Como la vida misma)

Acababa de comenzar la clase y Juan miraba a todos sus compañeros, admirando la soltura con la que ejecutaban el tai chi, su ritmo acompasado. En las primeras filas los más antiguos, con sus trajes negros, brillantes, creando un ambiente casi místico, y en los últimos lugares, como escondidos en algún rincón, unos cuantos con pantalones y camisetas multicolores.
Podía verse reflejado en el espejo de la pared del fondo, y lo que veía no le gustaba nada, se sentía torpe, si pensaba en el movimiento que debían realizar sus manos, se olvidaba con frecuencia de sus pies, su cintura parecía un palo y sus brazos se movían como aspas de molino, aquello resultaba una verdadera tortura china (nunca mejor dicho).
La grulla blanca eleva sus alas, en este movimiento, se quedaba embobado viendo a sus compañeros del traje, que parecían elevarse hacia el infinito, y en estas distracciones se olvidaba de utilizar la suavidad y elevaba sus brazos con fuerza y de forma un tanto desgarbada, aquel día fue desastroso, por poco le atiza un sopapo a la compañera que tenía más cercana. Menos mal que esta colocó la mano por delante. Después de disculparse torpemente, se sentía el rey del pelotón de los torpes, saliendo de clase más decepcionado que nunca.
- Esto no puede ser –pensó- nunca me había costado tanto aprender algo nuevo, como es posible si mi coeficiente se acerca a 130.
Siempre le habían considerado superdotado, y el “jodido” tai chi, se le resistía, aquello le sublevaba y las imágenes del profesor y los compañeros más avanzados, pasaban por su mente como una danza macabra que se burlaba de él continuamente. En todos estos devaneos, se dió cuenta de que quienes practicaban mejor tai chi, llevaban traje, mientras que por el contrario quienes vestían otras ropas, lo hacían de forma desmañada.
No podía creer su descubrimiento, ¿Tendría algo que ver, llevar o no traje?, ¿podría ser posible que este simple motivo les diese más seguridad?
Ni corto ni perezoso, fue a una tienda de deportes, y en la sección de artes marciales, vió un traje que parecía decirle “ven, estoy esperándote”.
Al día siguiente, se presentó en clase con su flamante traje, en el vestuario creyó ver sonrisas burlonas entre sus compañeros, que fueron minando su seguridad, así que optó por ir a la clase, sabiendo que la sala en ese momento estaba vacía, abrió la puerta y… ¡ horror! El profesor se encontraba entrenando una forma distinta, y lo más chocante es que vestía un pantalón y camiseta de colores pero sus movimientos, seguían siendo suaves y armoniosos.

martes, 12 de abril de 2011

EL APRENDIZ ESTRESADO (Ficción)

Aquella mañana de primavera, Juan se despertó temprano. El día comenzaba a clarear, aparentemente una mañana igual a tantas otras y sin embargo todo parecía distinto.
Vivía en una casa nueva con las paredes bien insonorizadas, pero había demasiados ruidos de cañerías, como si todos sus vecinos se hubieran puesto de acuerdo a la hora de vaciar las cisternas del retrete.
Los sonidos se multiplicaban en el interior de su cabeza como si se tratase de una gran caja de resonancia. Abrió la ventana y los ruidos de la calle le golpearon con furia en los oídos.
Desayunó tratando de no hacer caso a la legión de enanitos herreros que golpeaban con martillos y yunques en su cerebro, y salió a la calle como lo hacía todos los días camino del trabajo.
Pasó el día como pudo, presionado por su jefe, que le exigía más trabajo en menos tiempo. Miraba de reojo a sus compañeros que ralentizaban su actividad. Las paredes de la oficina empequeñecían el espacio y no le dejaban respirar.
Veinte veces estuvo a punto de levantarse de la silla y salir a la calle, y andar sin rumbo fijo, hasta donde lo llevase el destino, pero al mismo tiempo una voz interna le decía:
-¿A dónde quieres ir? ¿No te das cuenta de que tus preocupaciones irán contigo?
Buscó remedio a sus problemas, y un compañero puso encima de la mesa un periódico, con los resultados deportivos en la portada. Pero la vista de Juan quedó atrapada en un pequeño recuadro donde se anunciaban los beneficios del Tai Chi, aparentemente servía para todo, en un momento podía quitarte el estrés, curarte el insomnio, dolores de espalda, si la mitad de lo que ponía el anuncio se cumplía, esta actividad era una maravilla. Y como tantos otros antes que él decidió probar.
Su primera clase. Sabía que tendría que enfrentarse ante lo desconocido, pero ya había visto muchas veces en televisión como realizaban esos movimientos lentos grupos de ancianos y mujeres en las plazas de China. No podía ser tan difícil practicarlo.
Miraba a su alrededor y veía a sus compañeros que hablaban de los movimientos de tai chi y los beneficios que les había proporcionado, algunos, vestían trajes de cuello mao y botonadura de tela, daban la sensación de estar en posesión de todos los conocimientos de la China milenaria. El profesor iniciaba unos ejercicios de calentamiento, y Juan miraba a unos lados y a otros para fijarse en los demás y seguir el ritmo de los movimientos. Pero toda aquella gente iba a su “puñetera bola”, Unos brazos subían cuando otros bajaban, unas manos giraban hacia la derecha, y otras hacia la izquierda.
Pasó el suplicio, y otro peor se le venía encima. A lo lejos oyó la voz del profesor:
-Meditación, pies paralelos, rodillas flexionadas, espalda recta…
Y perdió la cuenta del resto de las órdenes, miró hacia un lado y hacia el otro, y trató de imitar a los demás. Las piernas le dolían, sentía la espalda tensa, las mandíbulas contraídas, y para evitar ese dolor trataba de enderezar poco a poco las rodillas, volviendo inmediatamente a su posición inicial.
Su mente parecía un torbellino, por ella pasó en un momento lo que había hecho aquel día, personas con las que se había cruzado en la calle y que había pasado desapercibidas en aquel momento, y la vocecilla otra vez le decía con aire burlón:
-Mejor estarías tomándote unos vinos, eso sí que es hacer tai chi.
Sus piernas comenzaban a vibrar produciéndole más tensión, comenzaba a no poder tragar saliva, y aquello le producía un mayor grado de estrés.
A lo lejos pudo oír la voz del profesor que lo hizo volver a la clase.
El siguiente paso se trataba del aprendizaje de tai chi propiamente dicho, coordinar brazos, pies, cuerpo. Aquello era demasiado para Juan, adelante, atrás etc. Su cuerpo no le seguía, cada extremidad se comportaba de una manera anárquica sin querer seguir las órdenes recibidas del cerebro. Esto le producía un sudor helado que de pronto se convertía en calor y una desazón tremenda en la boca del estómago.
¿Cuántas veces quiso salirse del grupo y desaparecer?
Nadie lo sabe, ni siquiera él mismo. De aquella primera jornada, le queda el recuerdo de la tensión, las agujetas, el sentido del ridículo y poco más,
Ahora sigue pensando que una charla ante un vaso de vino y un pincho, también es hacer tai chi.

miércoles, 6 de abril de 2011

LO DESCONOCIDO ES CRITICABLE


Tai Chi, ese gran desconocido, quienes lo ven por primera vez tienen presente una de sus características, la lentitud, y de manera automática, su mente genera una serie de asociaciones que cree sinónimo de lentitud. Baja intensidad de esfuerzo, fácil de ejecutar, demasiado blando, actividad de viejos y personas sin fuerza.
Por no decir todo aquello que he llegado a oír a practicantes de artes marciales denominadas “duras”.  A menudo veo como miran por encima del hombro a los que practicamos tai chi, se creen en la cima de las artes marciales. Uniformados y orgullosos de pertenecer a una élite reconocida universalmente. No sabiendo donde ubicarnos si se trata de una especie de yoga o una extraña gimnasia para el mantenimiento de la salud.
 Posiblemente los culpables de estas ideas equivocadas seamos los mismos practicantes de este “noble arte”, que no hemos llegado a comprender realmente lo que encierra en su interior. Nos hemos quedado enganchados en una coreografía sin estudiar a fondo su contenido. Un buen practicante de tai chi es flexible y humilde con los demás y orgulloso en la práctica de su arte, no debe luchar por convencer, sino convencer sin luchar.
Todo lo descrito anteriormente, no me resulta extraño ya que entre nosotros mismos, tenemos esa misma actitud con los practicantes de otras ramas de tai chi. Los Yang critican a los Chen o a los Wu y al revés. Pero aún diré más, los que practican tai chi  tradicional, critican a los que practican tai chi moderno, y estos últimos a los primeros.
Indudablemente se trata de dos cosas, la primera, desconocimiento y la segunda, inseguridad.
Ambos elementos son hijos de la ineptitud, “no deseo aprender más porque con lo mío me basta y no sea que este nuevo aprendizaje me haga descubrir que durante toda la vida me he equivocado y he estado practicando algo que resulta no ser tan bueno como yo creía”.
No solamente nos dedicamos a desacreditar aquello que desconocemos, sino que nos permitimos realizar críticas de aquello que desconocemos y de la forma en que lo interpretan sus practicantes, aplicando una sentencia “hacerlo no sé, lo que sí sé es ver cuando lo hacen mal”. De esta manera nos erigimos en maestros teóricos del estilo. 
Existe un desconocimiento total no solo de la actividad, sino que también de la cultura que lo ha generado, sus mitos, sus leyendas, sus costumbres, también se encuentran en el tai chi, y no podemos separar una cosa de la otra. Si cualquier occidental intenta hacer caso omiso - y es lo más corriente -de todo ello le pasará como al burro.

…y sonó la flauta
por casualidad.                        
«¡Oh!»,  dijo el Borrico,
«¡Qué bien sé tocar!
¡Y dirán que es mala
la música asnal!»
Sin reglas del arte                    
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.