miércoles, 6 de abril de 2011

LO DESCONOCIDO ES CRITICABLE


Tai Chi, ese gran desconocido, quienes lo ven por primera vez tienen presente una de sus características, la lentitud, y de manera automática, su mente genera una serie de asociaciones que cree sinónimo de lentitud. Baja intensidad de esfuerzo, fácil de ejecutar, demasiado blando, actividad de viejos y personas sin fuerza.
Por no decir todo aquello que he llegado a oír a practicantes de artes marciales denominadas “duras”.  A menudo veo como miran por encima del hombro a los que practicamos tai chi, se creen en la cima de las artes marciales. Uniformados y orgullosos de pertenecer a una élite reconocida universalmente. No sabiendo donde ubicarnos si se trata de una especie de yoga o una extraña gimnasia para el mantenimiento de la salud.
 Posiblemente los culpables de estas ideas equivocadas seamos los mismos practicantes de este “noble arte”, que no hemos llegado a comprender realmente lo que encierra en su interior. Nos hemos quedado enganchados en una coreografía sin estudiar a fondo su contenido. Un buen practicante de tai chi es flexible y humilde con los demás y orgulloso en la práctica de su arte, no debe luchar por convencer, sino convencer sin luchar.
Todo lo descrito anteriormente, no me resulta extraño ya que entre nosotros mismos, tenemos esa misma actitud con los practicantes de otras ramas de tai chi. Los Yang critican a los Chen o a los Wu y al revés. Pero aún diré más, los que practican tai chi  tradicional, critican a los que practican tai chi moderno, y estos últimos a los primeros.
Indudablemente se trata de dos cosas, la primera, desconocimiento y la segunda, inseguridad.
Ambos elementos son hijos de la ineptitud, “no deseo aprender más porque con lo mío me basta y no sea que este nuevo aprendizaje me haga descubrir que durante toda la vida me he equivocado y he estado practicando algo que resulta no ser tan bueno como yo creía”.
No solamente nos dedicamos a desacreditar aquello que desconocemos, sino que nos permitimos realizar críticas de aquello que desconocemos y de la forma en que lo interpretan sus practicantes, aplicando una sentencia “hacerlo no sé, lo que sí sé es ver cuando lo hacen mal”. De esta manera nos erigimos en maestros teóricos del estilo. 
Existe un desconocimiento total no solo de la actividad, sino que también de la cultura que lo ha generado, sus mitos, sus leyendas, sus costumbres, también se encuentran en el tai chi, y no podemos separar una cosa de la otra. Si cualquier occidental intenta hacer caso omiso - y es lo más corriente -de todo ello le pasará como al burro.

…y sonó la flauta
por casualidad.                        
«¡Oh!»,  dijo el Borrico,
«¡Qué bien sé tocar!
¡Y dirán que es mala
la música asnal!»
Sin reglas del arte                    
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.

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