miércoles, 29 de junio de 2011

¿CUANTO DE TUYO TIENE TU TAI CHI?


Esta pregunta me da vueltas por la cabeza desde que en medio de una conversación sobre Tai Chi me la formulara mi amigo Félix y la verdad es que no podría contestarla, porque igual que un ser humano “mi taichí” tiene una parte genética adquirida de distintas familias, es decir de distintas personas que me han ido enseñando la forma.
 Por otro lado habrá un legado cultural con distintas cargas genéticas, y por último, mi materia prima.
 Aunque si ha hecho que me formule otras preguntas.
¿Hasta donde soy capaz de comprender e interpretar el Tai Chi que he recibido?
Sigo sin saber la respuesta a esta nueva pregunta. Puedo tener mi opinión sobre el Tai Chi, que seguramente no es la misma que hace un año y que habrá variado dentro de cinco minutos, o cuando termine esta elucubración. Tengo muy claro que se trata de algo con vida propia, que se expande o se encoje a su voluntad, haciendo que mis movimientos no sean previsibles, no tanto en su estructura que se encuentra establecida de antemano, como en mi interpretación de esa estructura.
¿Qué hacer con lo que he recibido?
Mi respuesta puede ser insegura, como la de un niño al que le hacen una pregunta y cuando la responde, le proponen otra respuesta contradictoria para descubrir si está seguro de lo que dice o si ha contestado al azar. (Eso les hacía a mis hijos. Espero que no me guarden rencor por ello)
 Si antes he dicho que creo que el Tai Chi tiene vida propia, entiendo que se trata de una energía, tiene alma. Lo que sí sé es lo que debo hacer, y es darle un cuerpo que pueda interpretar el sentimiento de ese alma.
Pero en este punto no surge una sola pregunta, surgen varias opciones:
1º ¿Debo mantenerlo como me lo han enseñado?
2º ¿Debo introducir mi propia interpretación?
3º ¿Debo permitir que un maestro me marque los límites?
  Puede ser que si tomo un camino u otro, esté bien, o si tomo los tres a la vez, también esté bien. Pero sé que cualquiera de las opciones elegidas, estarían generando un bucle que me haría volver constantemente al inicio, y seguiría sin tener una respuesta clara.
¿CUANTO DE TUYO ES TU TAI CHI?
 Esto debe de ser una pregunta trampa. Si es mí Tai Chi, no hay duda de que es mío, o al menos lo he hecho mío. También es cierto de que en él se encuentra una parte muy importante de todos aquellos de los que he ido aprendiendo.
 Creo que el Tai Chi es arte y como tal, no admite gregarismos, una buena ejecución solo podrá ser ejecutada por verdaderos artistas, espíritus libres con autodisciplina espartana, y con mucha capacidad de autocrítica, conociendo de antemano que no existen fronteras, y que nunca llegara al límite máximo, como nunca llegará a descubrir la cantidad de granos de arena  que hay en el mar o la cantidad de estrellas del firmamento.
 Puede que no sea capaz de alcanzar alguna de estas metas, pero siempre tendré presente esta pregunta.
                             ¿CUANTO DE MIO TIENE MI TAICHI?

No hay comentarios: