domingo, 14 de marzo de 2010

COMPETITIVIDAD

Somos competitivos y no podemos negarlo. Tenemos grabado a fuego la competitividad en nuestra memoria prenatal, y es que cada uno de nosotros es el producto de una competición de espermatozoides para fecundar un solo óvulo, es decir, solo se otorga un premio aunque en algunos de los casos existe el premio compartido, pero para el resto de los participantes no existen las medallas de plata, de bronce o los diplomas. Se dan de narices contra la puerta cerrada.
A lo largo de todos estos años me he encontrado con practicantes de tai chi a los que no les gusta competir, algo tan respetable como a quien si le gusta. Confieso que me gusta y he participado en algunas.
Entendiendo como competición aquella en la que eres capaz de olvidarte de los otros competidores y aprendes a competir contigo mismo. El premio, si lo consigues, no deja de ser un valor añadido y un halago para el ego, y aún sin estar de acuerdo con alguna decisión arbitral eres capaz de alcanzar satisfacción con tu actuación.
En muchas ocasiones sirve como cura de humildad al darte cuenta de que no eres tan bueno como creías. Siendo en este punto donde debes sacar tu competitividad y la exigencia contigo mismo, para mejorar en los puntos donde fallas.
Aunque no hace falta presentarnos a eventos. Todos los días, en las clases cotidianas aparecen “estrellas” que no poseen luz propia y entran en competencia con otros compañeros, otro personaje más como las “vacas sagradas”, intentan adelantarse unos segundos en la ejecución de las formas, para demostrar que lo saben todo, si el grupo entra en su juego pueden desbaratar una clase y eso parece el “ejército de Pancho Villa”, con todos mis respetos para Pancho Villa. Cuando he tenido este tipo de personas a mi lado, entono mi “mea culpa” porque he competido con ellos a la inversa, esto es, ralentizando levemente mis movimientos, obligándoles a trabajar más sus piernas, generándoles una buena dosis de desconcierto e inseguridad, obligándoles a cometer errores. No existe satisfacción en ello, me molesta hacerlo, pero por otra parte no puedo dejarlo pasar, es como un juego.
Este personaje tan común quiere aparentar y se olvida de ser, su tai chi, es superficial está carente de fondo. Este es uno de los personajes que compitiendo en cada momento, no quiere competiciones oficiales y además las denigra, porque le falta seguridad y podría quedar en evidencia su escasez de conocimientos.
No estoy de acuerdo con muchas de las cosas de las competiciones, algunas de sus normas, políticas arbitrales, etc. Pero acudo tratando de ganar, para poder seguir hablando de lo que no me gusta.

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