lunes, 1 de marzo de 2010

¿ QUE BUSCAS EN EL TAI CHI?

  Hace ya bastantes años, -tantos que casi ya he perdido la cuenta- que Angel Fernández de Castro, me descubrió el tai chi, trató de irme introduciendo en la forma de 37 movimientos del estilo Yang, es decir, la forma enlazada por el profesor Cheng Man Ching.
  Traté de profundizar un poco en ella, y lo único que hice fue intentar por toos los medios de descubrir y experimentar las formas clásicas que dieron origen a la de 37 movimientos.  Fui aprendiendo nuevas cosas con nuevos maestros y bebiendo de estas fuentes, me fui introduciendo en un mundo donde reina la envidia, el desprecio hacia los demás, el fundamentalismo. "El arte que yo practico es sublime, el que practican los demás no merece la pena". Lo malo de todo es que sigue vigente en unagran mayoría de practicantes.
  Al introducirme en esta espiral, me olvidé de mi búsqueda, y sobre todo no me hice una pregunta:
¿QUE BUSCAS EN EL TAI CHI?
  Han tenido que pasar todos estos años, salirme de todo ese mundo, apaciguarlo todo y otra pregunta martillea en mi cerebro.  Aparentemente absurda, pero tal vez en esa misma absurdéz residía su profundidad:
¿A QUÉ VUELTA SE ACUESTA UN PERRO?
  No puedo perder el tiempo pensando si mi tai chi es mejor que el del vecino. Es más no puedo pensar si tal o cual maestro, se dedica a comerciar o no con el tai chi. Allá él y sus alumnos. Y en este punto es donde surgío de nuevo la pregunta:
¿QUÉ BUSCAS EN EL TAI CHI?
 Y ahí aparecieron mis escarceos con la pintura, la poesía y haciendo mía una frase de Francois Cheng en su libro "Vacío y Plenitud" y aplicándolo al tai chi, se trata de una filosofía de vida en acción.
 Ahora sí que puedo contestar a mi pregunta y la respuesta sería:
La suprema armonía.
 Tal vez sea una meta excesivamente lejana y "tal vez" no se alcance en una sola vida. Pero un solo gramo de esa armonía hace que calme mi ansiedad y me hace ver que no estoy en posesión de toda la verdad, pero un gramo de mi verdad, unido a minúsculos gramos de la verdad de otros, nos hace poseer entre todos de un kilo de verdad.
 Aunque no sea más que un gramo lo que nos une, es mucho más valioso que aquello que nos separa.

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